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Cultura comunal, una fiesta del pueblo y para el pueblo

Prensa MPPC (23/06/2015).- Dejar atrás la ciudad y transitar acompañados de la lluvia que no cesa, por la carretera rumbo a Sanare, para tomar el pulso al I Encuentro de Cultura Comunal Chávez Cultor, acarrea enfocar la mirada hacia el futuro de la Patria.

Sanare está ubicada al norte de Lara, en el occidente venezolano, un estado bien conocido por la belleza de sus arreboles y la profusión de sus lenguajes musicales. Es un pueblo de arraigadas tradiciones donde se bailan los Tamunangues en junio, y se celebran las Zaragozas en diciembre, en honor a la fiesta de los Santos Inocentes.

Ya en el poblado, que cuenta aproximadamente unos 50.000 habitantes, se encuentra la Casa de la Cultura José Nemecio Godoy (1917-2014), nombre elegido para homenajear el alma cantarina de quien fuera declarado Patrimonio Cultural Viviente, y orgullo del gentilicio sanareño.

Mientras transcurre la mañana, y la lluvia continúa mojando el paisaje, hombres y mujeres aceleran su paso para guarecerse en la Casa de la Cultura donde circula el cafecito caliente que suaviza el clima templado. Ya estando todos en el salón de usos múltiples, se observa a las cultoras ultimando detalles del Encuentro frente a un telón de fondo que saluda a los presentes con un "Bienvenidos a Sanare, tierra de Zaragozas".

En este agradable salón penetra por las ventanas el verde de las montañas y el contorno de las plantas cargadas de manos de cambures y, en medio de los saludos, empieza a sonar la melodiosa música de la agrupación de mujeres Arawé.

El I Encuentro de Cultura Comunal Chávez Cultor realizado el 19 de junio de 2015, apuesta por mostrar los logros alcanzados por cultores y cultoras a través de la política de territorialización de los espacios. Este nombre surgió luego de diferentes asambleas que buscaron reivindicar el legado del Comandante Hugo Chávez Frías.

La mayoría de cultores y cultoras que participa en la actividad pertenecen al Sistema Nacional de las Culturas Populares (SNCP), creado el 27 de febrero de 2010 para brindar un espacio de organización y acción a agrupaciones, colectivos, artistas, cultores y escritores que desarrollan una actividad creativa permanente. Así, se ha logrado la integración, valoración y proyección de la riqueza cultural de la patria.

La cultura del trabajo

Con una sonrisa en su rostro entra en la sala de usos múltiples, saluda y vuelve a sonreír. Es José Sotero Villegas, nacido en el caserío Yaquembú de Sanare, y mejor conocido como Sotero. Es violinista desde que tenía veinte años.

Sotero visita tres veces por semana el municipio Andrés Eloy Blanco y vive en La Cruz, trayecto que le exige más de una hora de carretera cada vez. Inscrito como referente individual, dicta clases de violín a niños, niñas, adultas y adultos en diferentes escuelas y caseríos de Sanare. “Mi historia quedará inscrita en el desarrollo de todos estos niños”, nos explica mientras toca su violín.

Las experiencias de los asistentes nutren el encuentro, donde se aprecia una demostración del baile El Tamunangue por parte de Aurelio Colmenares, quien escenifica “La batalla”. Desde sus diez años aprendió a bailar por voluntad propia y, en la actualidad, se dedica a dictar talleres. Sus hijos y nietos también lo hacen, no por una moda -nos explica-, sino por fidelidad a la tradición. Aclara que “hace años los niños no podían participar en “La batalla”, pero ahora, no solo todos pueden sino que quieren estar”.

El garrote se usa en este baile para mostrar la capacidad de defensa personal del hombre y su uso está reservado a los guapos. Las varas se diferencian unas de otras por su mota. Cada mota significa una jerarquía y también los siete sones de negros y las siete líneas del juego de batalla.

Joel Riveros, cultor de larga trayectoria inscrito en el SNCP, y fabricante de los garrotes y las varas propias de esta tradición, nació en Monte Carmelo, cerca del Charco al Burro. Desde muy joven se ha dado a la tarea de fabricar garrotes y varas. Actualmente, asiste cada semana a Sanare centro para dictar talleres de confección de garrotes. “El saber mucho y retener todo lo que se aprende es algo que lleva tiempo. Tengo años en esto, y la práctica es lo que me ayuda todos los días”, asegura el cultor sanareño.


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